To the moon Sahara
EGIPTO

Desierto blanco y desierto negro de Egipto (Sahara): como ir, precios, tour y consejos

Viajar al Desierto Blanco y al Desierto Negro en Egipto es una experiencia única, un encuentro con paisajes de otro mundo que parecen sacados de un sueño. Ubicados en el vasto desierto del Sahara, estos dos destinos ofrecen una mezcla fascinante de historia, naturaleza y aventura.

Aquí te contamos todo lo que necesitas saber para planear tu visita, desde su historia y características hasta consejos prácticos. Se puede hacer por libre, pero es muy fácil perderse, lo mejor es viajar con un guía o un tour.

Nosotras hicimos la reserva y gestiones a través de IG @egypt_white_desert_tours, Reda tiene un buen dominio del inglés y es a la vez el guía y el jefe de su agencia Western Desert Safari, nos costó 150€ por persona. Vayáis con quien vayáis todos los tours incluyen:

El punto de partida: el Oasis de Bahariya

La puerta de entrada a estas maravillas es el Oasis de Bahariya, un conjunto de aldeas en el corazón del desierto, siendo Bawiti la principal. Bahariya ha sido habitado desde tiempos faraónicos y es conocido por su riqueza histórica, incluyendo restos de momias doradas y antiguos asentamientos.

Este oasis también es famoso por sus fuentes termales, que tienen propiedades terapéuticas. Muchas excursiones comienzan aquí, donde puedes darte un baño relajante. Eso sí, la ropa suele teñirse de rojo debido a los minerales del agua, así que lleva prendas que no te importe que se manchen.

Abrebadero
Abrevadero Bahariya Oasis

En Bahariya, cambiarás de vehículo y abordarás un jeep o 4×4 conducido por guías experimentados. Aunque es posible encontrar tours privados o en grupo, lo importante es elegir el que mejor se adapta a tus necesidades. Los precios oscilan entre 150 y 250 euros por persona, dependiendo del operador y la duración del recorrido. Estos precios suelen incluir la recogida, el transporte, las comidas y las actividades, así como el regreso al punto inicial.

El Desierto Negro: un paisaje marciano

La primera parada típica en esta ruta es el Desierto Negro, un lugar que sorprende por sus montañas y colinas cubiertas de pequeñas piedras volcánicas negras. Este paisaje único es el resultado de antiguas erupciones volcánicas que dejaron su huella en las arenas del desierto.

Desde lo alto de una de sus montañas, obtendrás vistas panorámicas impresionantes. Subir no es complicado, y la experiencia vale la pena. Este lugar es un recordatorio de la actividad volcánica que moldeó gran parte del terreno del Sahara.

Desierto negro
Desierto negro

El Valle de Agabat: un mar de arena y rocas

El Valle de Agabat es otro punto clave de la ruta. Este valle combina dunas doradas con formaciones rocosas de formas peculiares, esculpidas por el viento a lo largo de milenios. Sus colores cálidos y su atmósfera mágica lo convierten en uno de los rincones más fotogénicos del recorrido. Aquí también se puede practicar sandboarding, una actividad divertida y emocionante que muchos tours incluyen en sus itinerarios.

Desierto blanco 1 1
Fotografía en el desierto
Sandboard
Sandboarding en el desierto

El Desierto Blanco: la joya del Sahara

Desierto blanco 1
Desierto blanco

La joya del viaje es, sin duda, el Desierto Blanco, conocido por sus formaciones de roca caliza de color blanco puro. Este lugar, que alguna vez estuvo cubierto por un océano, ha sido moldeado por la erosión, creando esculturas naturales que parecen hongos, animales o incluso criaturas alienígenas.

Restos marinos del desirto blanco
Restos marinos del desierto blanco
Seta del desierto blanco
Seta de piedra en el desierto blanco

El Desierto Blanco es un paisaje onírico, especialmente al atardecer, cuando las piedras reflejan tonos rosados ​​y dorados. Por la noche, el cielo estrellado ofrece un espectáculo impresionante. Este es el lugar ideal para acampar y disfrutar de la tranquilidad absoluta del desierto.

Amanecer del desierto
Amanecer en el desierto

La Montaña de Cristal: un tesoro natural

Otra parada fascinante en la ruta es la Montaña de Cristal, una formación compuesta de cristales de cuarzo que brillan bajo el sol. Se cree que esta montaña es el resultado de un antiguo movimiento tectónico que llevó estos minerales a la superficie. Los guías suelen parar aquí para que los viajeros exploren y se maravillen con su belleza única.

El campamento en el Desierto Blanco

La mayoría de las excursiones terminan con una noche bajo las estrellas en el Desierto Blanco. Los guías montan el campamento con tiendas sencillas y colchonetas, y preparan la cena con fogones portátiles. Si viajas en temporada de frío, no te preocupes: suelen llevar mantas suficientes para todos. La experiencia de dormir bajo el cielo estrellado del Sahara es inolvidable.

Desayuno en el desierto
Desayuno en el desierto

Consejos Prácticos para tu Aventura

  • Duración del viaje : Normalmente, los tours duran entre 1 y 3 días. Si deseas una experiencia más relajada, elige un recorrido de varios días.
  • Clima: En el desierto, las temperaturas pueden superar los 40°C durante el día, pero descienden a menos de 5°C por la noche, especialmente en invierno. Lleva ropa ligera para el día, pero abrigo para la noche.
  • Época recomendada: Los mejores meses para visitar son de octubre a abril, cuando las temperaturas son más moderadas.
  • Qué llevar: Protector solar, gorra, gafas de sol, ropa cómoda y calzado resistente. No te preocupes por el agua, ya que los guías suelen llevar suficiente.
  • Seguridad: Aunque el desierto es seguro, es imprescindible viajar con guías experimentados. No intentes explorar por tu cuenta; es fácil perderse o enfrentarse a condiciones peligrosas sin experiencia. Además, asegúrese de llevar su pasaporte, ya que hay puntos de control militar en la zona.
  • Internet: La conectividad en el desierto es limitada, así que informa a tus contactos antes de adentrarte.
  • Dietas especiales: Si tienes restricciones alimenticias, avisa a tu operador con antelación. Los guías suelen adaptarse sin problema.

¿Por qué es mejor no ir por libre?

El Sahara es un lugar hermoso pero implacable. Sin experiencia, es fácil quedarse sin combustible, perderse o enfrentar condiciones extremas. Además, se requiere un permiso especial para ingresar al desierto, que los guías se encargan de gestionar. Por seguridad y comodidad, siempre es mejor realizar estas excursiones con expertos que conocen el terreno.

Un destino seguro

Aunque el Desierto Blanco se considera seguro, siempre es importante recordar que en 2015 ocurrió un incidente trágico en el que un grupo de turistas mexicanos fue bombardeado por error al ingresar en una zona restringida. Desde entonces, las autoridades han reforzado las medidas de seguridad, y realizar la visita con guías experimentados garantiza una experiencia sin riesgos.

Diario de nuestro recorrido

El contacto para realizar esta escapada se realiza en instagram y cuesta 150 EUR por persona: @egypt_white_desert_tours

El día comenzó temprano, como todos en este viaje, con un trayecto de cuatro horas hacia el Bahariya Oasis , nuestro punto de partida para explorar el mágico Desierto Blanco. Eso sí, el cansancio no era rival para nuestra emoción.

La banda sonora del viaje estuvo a cargo de nuestro conductor, que había decidido convertir el coche en una discoteca rodante. “Despacito” nos acompañó mientras nos adentrábamos más y más en el desierto, y debo decir que pocas cosas son tan surrealistas como escuchar a Luis Fonsi en medio de un paisaje tan árido. No podía dejar de pensar: ¿Qué haría Fonsi aquí?

El encuentro con Reda y el festín en el oasis

Al llegar al Bahariya Oasis, conocimos a Reda, nuestro guía. De inmediato nos llevó a un almuerzo típico que, sinceramente, no podíamos terminar. Nos sirvieron un banquete digno de un festín, y aunque éramos solo dos, las raciones parecían para un ejército. Nos reímos al ver que la mesa de al lado, con cinco personas, tenía exactamente los mismos platos. Nos sentimos un poco culpables por no poder acabarnos la comida, pero también agradecidas por la hospitalidad.

Después de comer como si no hubiera un mañana (y dejando la mitad de la comida intacta), subimos al 4×4, listas para iniciar nuestra aventura.

Del baño refrescante al Desierto Negro

La primera parada fue un lugar peculiar, un antiguo abrevadero para animales que ahora es una especie de balneario improvisado para turistas y locales. El agua era refrescante, un bálsamo para el calor del desierto. Salimos de allí con algunas partes del cuerpo teñidas de naranja debido al óxido en las rocas, pero sin ninguna mancha en la ropa. Parecía magia.

Abrebadero
Abrevadero / piscina

Desde allí, nos dirigimos al Desierto Negro, un paisaje único cubierto de montículos de basalto y piedra volcánica. Subimos a la cima de una de las montañas, se tiene que decir que la belleza era innegable, pero pronto estábamos listos para algo aún más espectacular.

Desierto negro
Desierto negro

El Desierto Blanco: Un viaje a la Luna

Llegar al Desierto Blanco es aterrizar como en otro planeta. Este lugar, que en tiempos remotos estuvo cubierto por un océano, tiene formaciones de piedra caliza cristalizada moldeadas por el viento. Las figuras que emergen de la arena son increíbles: algunas parecen hongos gigantes, otras tienen formas de animales, y algunas, con un poco de imaginación, se transforman en esculturas abstractas. Cada roca cuenta una historia de millones de años de erosión y transformación.

Desierto Blanco
Desierto blanco

Mientras atravesábamos un cañón cercano, descubrimos un juego inesperado: los ecos. “Eo, eo, eououooo”, repetíamos mientras Reda, riendo, aceleraba por las dunas. Su habilidad al volante era impresionante; Sentíamos que volábamos por el desierto.

Diversión en las dunas: Nuestro intento de Sandboarding

Después de explorar las maravillas del Desierto Blanco, nuestro guía nos sorprendió con una actividad que jamás habríamos imaginado hacer en medio del desierto: ¡sandboarding! Las dunas de arena fina y suave se extendían como un gigantesco parque de juegos, y Reda nos ofreció una tabla para lanzarnos.

La idea inicial era deslizarnos de pie, como si fuera snowboard, pero pronto nos dimos cuenta de que la práctica es más complicada de lo que parece. Entre risas y pequeños tropezones, recomendamos optar por una técnica más sencilla pero igual de emocionante: sentarnos en la tabla y dejarnos deslizar cuesta abajo. Con cada bajada, la velocidad aumentaba, y la sensación del viento en la cara mientras la arena se movía bajo la tabla era inolvidable.

La subida, sin embargo, era otro tema. Después de cada descenso, nos tocaba escalar nuevamente la colina de arena. Entre el calor y la pendiente, era un auténtico ejercicio que nos dejaba sin aliento, pero la emoción de volver a lanzarnos nos daba la energía suficiente para repetirlo una y otra vez.

Sandboard
Sandboard

Tras unas tres bajadas, empezábamos a sentirnos agotadas. Las piernas ardían y el sol apretaba, pero la diversión nos empujó a intentarlo “una última vez”… unas cuantas veces más. Cada subida iba acompañada de chistes, quejas en broma y el firme propósito de hacerlo mejor en la siguiente bajada.

Aunque nuestras habilidades como “sandboarders” no eran dignas de un campeonato, el recuerdo de estas horas en las dunas quedó grabado en nuestra memoria como uno de los momentos más divertidos del viaje. La mezcla de adrenalina, risas y el impresionante paisaje que nos rodeaba hicieron de esta experiencia algo único.

Cuando finalmente guardamos la tabla, llenas de arena hasta en lugares insospechados, nos quedamos un momento contemplando las dunas. Era un momento simple, pero lleno de felicidad pura, como si el tiempo se hubiera detenido entre las colinas doradas del desierto.

La magia de la puesta de sol y el campamento

Al llegar al lugar donde se montaría el campamento, empezamos a escribir estas notas mientras observábamos cómo las piedras blancas del desierto cambiaban de color con la luz del atardecer. Pasaban del blanco al dorado, luego a un tenue rosa, hasta que finalmente se oscurecían bajo el cielo estrellado. Era imposible no sentirnos pequeñas ante tanta inmensidad.

Campamento Sahara
Campamento

Eso sí, la tranquilidad del momento se vio interrumpida brevemente por lo que bautizamos como el “festival de la diarrea”. Recordad siempre no beber agua que no sea de botella o que te pongan hielo en la bebida. No entraremos en detalles, pero digamos que el desierto tiene sus desafíos, y estamos dispuestos a enfrentarlos con humor. Al preguntarle a Reda donde hacer nuestras necesidades, nos señalo el desierto en general riéndose, como si fuera la pregunta más tonta que hubiéramos podido hacer, luego de pensarlo, no dimos cuenta de que así era. Entonces, luego de alejarnos un poco cavamos un poco en la arena y luego lo cubrimos con mas arena, nos sentimos como gatos con nuestra cajita de arena.

La cena fue sencilla, cocinada al estilo beduino con una tetera y unas cazuelas sobre fogones improvisadas. Reda nos sirvió té mientras el fuego crepitaba, y la conversación fluía con la misma naturalidad con la que las estrellas iban apareciendo en el cielo. La Osa Mayor brillaba como nunca, y nos tumbamos sobre los colchones, riendo y compartiendo historias a la luz de la hoguera.

La música del desierto

La noche continuó con un espectáculo que jamás olvidaremos. Reda sacó una flauta y unos tambores, y el sonido era hipnotizante. Nos enseñaron a tocar los tambores, y aunque al principio nuestras manos no seguían el ritmo, pronto estábamos completamente inmersos en la música. El desierto, con su silencio característico, amplificaba cada nota y cada golpe.

Era cerca de las 2 de la mañana cuando finalmente nos acomodamos para dormir. Decidimos prescindir de la tienda y quedarnos directamente bajo las estrellas. Dormir en el desierto, con ese cielo infinito como techo, es una experiencia que simplemente no tiene comparación.

Noche estrellada Sahara
Estrellas en el cielo

Un amanecer que cura el alma

Nos despertamos con los primeros rayos del sol, alrededor de las 6 de la mañana. El aire fresco de la mañana y la luz dorada que bañaba el desierto hicieron que todo el cansancio desapareciera. Mientras desayunábamos, Reda desmontaba el campamento, y aprovechamos para explorar los alrededores, donde descubrimos huellas de zorros, serpientes y aves que habían paseado cerca durante la noche. La naturaleza parecía haber sido detenida en el tiempo.

El regreso al Bahariya Oasis marcó el final de esta etapa de nuestro viaje. Aunque dejemos atrás el desierto, su magia nos acompañará siempre.

Si alguna vez tienes la oportunidad de explorar este rincón del mundo, no lo dudes.